Porque Perespectiva no es un grupo de personas , sino la palabra misma. Pero si miento que me den sangre de ardilla blanca, y que las nubes se congreguen en el cuenco de mi mano mientras pelo una manzana.
Pez soluble, manifiesto surrealista..
martes, 16 de octubre de 2007
Burbuja...
Un solo mundo diferentes espacios y cada quien en su burbuja
Un análisis filosófico de la perspectiva siempre nos va a llevar a conceptos como la apariencia, la representación, la interpretación y con todo ello el fundamento a partir del cual se basa dicha perspectiva dándole un nivel no sólo de opinión, sino de argumento. Esta es una tarea de la hermenéutica, que es el arte o ciencia de interpretar textos y con textos no me refiero sólo a textos escritos, sino que van más allá de la palabra y el enunciado, todo aquello que requiera del ejercicio de la interpretación, que tenga más de un sentido, es decir, que sea polisémico. Lo que pretendo en este artículo es mostrar la perspectiva que se da en la modernidad, donde sólo se acepta una interpretación como válida, buscando así un acercamiento a La verdad con mayúsculas, lo que conlleva a eliminar otras interpretaciones sobre el mismo hecho o fenómeno. Posteriormente, presentaré la manera en la que se da el tema de la perspectiva en la posmodernidad, en donde se aceptan como válidas todas las interpetaciones acerca de un mismo suceso, así todas las perspectivas entran en el mismo nivel de veracidad, lo que nos obliga a aceptar a aquellas posturas que eliminen a otras, es decir, que tengan un discurso excluyente, tal y como las posturas fascistas, homofóbicas, elitistas, etc; esto es el riesgo al que nos conduce el aceptar una postura relativista, pues finalmente nos lleva a la destrucción de posturas débiles. Como podemos ver los extremos anteriores se tocan en sus puntas, atrayendo las mismas consecuencias. Un discurso excluyente donde no se da cabida a las diferencias. Actualmente surgió una teoria que trata de superar el univocismo de la modernidad y el equivocismo caótico de los posmodernos, esta es “la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot, en donde acepta el reto de plantear algunos fundamentos que no sean absolutamente diáfanos, pero que tampoco se diluyan en la atomización del relativismo total”[1].
La hermenéutica que llamamos univocista adoptó la forma cientificista del siglo XIX, intentando siempre llegar a verdades absolutas, claras y distintas, donde sólo cupiera una única interpretación acerca de un fenómeno o suceso. Claro que esta época tiene sus matices dependiendo de cada autor, sin embargo, lo que quiero acentuar es que esta manera positivista de interpretar la realidad fue una constante en esta época. Las interpretaciones que se hacían estaban enfocadas a no ser sólo una interpretación más de entre muchas, sino, a ser la verdad excluyente de cualquier otra interpretación y para esto utilizaban métodos de verificación apegados a las ciencias. Todo aquello que no era aprobado científicamente no era verdadero, pues en esta época las ciencias fueron el parámetro de validez. Está la hermenéutica totalmente opuesta, la hermenéutica romántica o equivocista. Daba predominio a la subjetividad, aquí también hablamos de lo que fue una constante en esta etapa histórica porque, como todas, tuvo autores que superaron a su contexto. En esta época se afima que no existen verdades absolutas, ya que, todas “las verdades” son interpretaciones subjetivas, equívocas; recordemos al romanticismo en el arte, que hacía preponderar el contenido a la forma: No importan los formalismo lo que importa es el sentimiento; de esta manera parece imposible llegar a la esencia de las cosas. Con esta teoría es difícil tener un acuerdo con los otros en todos lo temas, pues al tener todos y cada uno de nosotros su propia verdad resulta difícil poder defenderla ante otra verdad que también es considerada como válida, se caen los parámetros y termina resultando un caos. Ante estas posturas extremas surge la hermenéutica analógica, es un punto medio entre estas dos teorías, es una forma de interpretación que no acepta que existan verdades absolutas ni totalmente relativas, con el concepto “analogía” Beuchot trata de hacer una teoría hermenéutica que tenga la phrónesis aristotélica o la prudencia Gadameriana. Es decir, esta teoría es un método de interpretación que supera la univocidad y la equivocidad de la modernidad y de la posmodernidad respectivamente; encontrándose en un punto medio en donde sí acepta que existe una relatividad en la interpretación, diversas verdades válidas más allá de la única verdad que permite la univocidad de la modernidad. Sin embargo estas verdades están jerarquizadas, de tal forma, que no todas son igualmente válidas, ya que, unas están más cercanas a la verdad y otras no. Lo que permite esta jerarquización es el contexto, que es la parte pragmática de la interpretación, pues para Beuchot una interpretación analógica consta de tres partes, la parte sintáctica, semántica y pragmática. Así la hermenéutica analógica supera los dos extremos excluyentes, aceptando las diferencias pero tratando de llegar a una verdad, la diferencia es que es una verdad que se sostiene en un momento histórico y dentro de un contexto social pero, no es inamovible, va cambiando en el transcurso del tiempo y del contexto.
[1]Beuchot, M. Hermenéutica, posmodernidad y analogía, UIC-M.A. Porrúa, México, 1995. Perfiles esenciales de la hermenéutica, UNAM, México, 1999.
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